Dentro de los pterosaurios, el gran orden de grupo de lagartos alados, podemos encontrar diferentes diseños evolutivos: algunos tenían crestas óseas, otros picos largos, otros picos cortos y con dientes, otros huesos fuertes que le impedían volar bien, etc... Pero como sucede en el tema evolutivo, son las especies con características mejor adaptadas al entorno las que se adueñaron de los nichos ecológicos compitiendo y haciendo desaparecer todas las demás. Entre todas, dos familias fueron las que sobrevivieron: los Pteranodóntidos y los Azhdárquidos.
***Los Pteranodóntidos***, estos fueron los voladores por excelencia. Se piensa que pasaban gran parte de su tiempo activo en el aire y que se alimentaban de otros animales voladores, como insectos. Por eso sus patas era cortas y enclenques, no les hacían falta para volar, y fueron perdiendo su función biológica. Sería algo así como los vencejos actuales, que son capaces de hasta hacer el amor en el aire (bueno, igual no tanto).
Les desaparecieron los dientes y se les alargó el pico. Y aunque los huesos fueron perdiendo densidad y haciéndose menos pesados, tenemos que recordar que aun no podemos hablar de aves. El esqueleto era más similar al de los lagartos, el oído interno era como el de los lagartos, su cuerpo, en general no estaba cubierto de plumas sino de un raro pelo.
Dentro de esta familia podemos encontrar al Pteranodon, un dinosaurio volador con una cresta aerodinámica y con una envergadura de 6 metros.
Aunque también volaban, los Azhdárquidos no eran tan hábiles en el aire. Pasaban más tiempo en tierra y con sus largos picos (de 2 metros de largo) cazaban a cualquier bicho prehistórico que les pasara por su radio de alcance. Si antes hemos comparado a los Pteranodóntidos con vencejos, a los Azhdárquidos los podemos comparar con gallinas. Las gallinas van por el corral merodeando y escarbando con las patas y picoteando a cualquier cosa que les parezca comida. Y aunque pueden volar, apenas lo hacen.
La diferencia es que las gallinas miden 30 cm, y los Azhdárquidos miden 6 o 7 metros, y si levantan el pico hasta 9 metros.
Cómo veis, estos podían ser los superdepredadores del cretácido superior (siempre que no se encontraran con T-Rex). Así que a los pobres Pteranodóntidos, más les valía no tocar mucho el suelo, sino querían vérselas con un Quetzalcoatlus.
Las dos familias coincidieron en tiempo y lugar. En Norteamérica hace de 68 a 65 millones de años, y se piensa que su desaparición se debió a la extinción masiva que acabó con el reinado de los dinosaurios a finales del Cretácico.
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